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En un partido tenso, táctico y disputado, Millonarios hizo respetar su casa y consiguió un triunfo vital por 2-1 sobre América de Cali.

Fotografía: Gol Caracol

El equipo Embajador se llevó tres puntos de oro gracias a una genialidad de Dewar Victoria y extendió su racha de victorias sobre los Diablos Rojos en El Campín, metiéndose de nuevo en la lucha para clasificar a los cuadrangulares.

América de Cali sigue sin ganar en Bogotá después de 6 años

El partido comenzó con el guion esperado, un Millonarios propositivo, que aunque en el primer tiempo tuvo muchas oportunidades de gol, no le dio para meterle gol al equipo de David González.

La insistencia local había encontrado su premio al minuto 44, cuando una falta en el área por parte de Jean Carlos Pestaña contra Leonardo Castro había terminado en penal, pero, tras una revisión en el VAR, el árbitro Wilmar Roldán Pérez decidió anular la pena máxima, lo cual hizo explotar el estadio.

Sin embargo, para la segunda mitad, América mostró una cara completamente diferente. El técnico visitante ajustó sus líneas y el equipo salió con una agresividad renovada.

El primer gol del partido llegó al minuto 48, por medio de un pase de Cristian Barrios, quien aprovechó un descuido defensivo para asistir a Jan Lucumi y silenciar al estadio.

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A partir de ahí, el partido se convirtió en un ida y vuelta frenético. Cuando la victoria de América de Cali parecía sellada, llegó la jugada que cambió la historia. Al minuto 75, y con Millonarios al ataque, el portero de América no atrapó bien el tiro de Dewar Victoria y terminó en gol.

Millonarios, en los últimos minutos del segundo tiempo, recibió un penal y con una definición soberbia ante el portero Joel Graterol, decretó el 2-1 final.

Este es un triunfo épico para el equipo Embajador, que da un salto de calidad y fundamental en sus aspiraciones.

Con este resultado, Millonarios toma un respiro, suma 17 puntos y se aferra con todas sus fuerzas a la esperanza de clasificar. Para el América, la derrota es un golpe doloroso que lo obliga a no tener más margen de error y prolonga su pesadilla en Bogotá, una plaza que no logra conquistar desde hace más de seis años.

América de Cali y el arte de autodestruirse en El Campín

La dolorosa derrota 2-1 frente a Millonarios es la demostración perfecta de un equipo que es su propio peor enemigo. Lejos de ser superado futbolísticamente durante los 90 minutos, América de Cali perdió un partido que tenía controlado por una serie de errores individuales, falta de jerarquía y una alarmante incapacidad para manejar la ventaja.

Tras el gol de Jan Lucumí al minuto 48, el equipo de David González había hecho lo más difícil: silenciar El Campín y poner el partido a su favor.

Sin embargo, en lugar de consolidar su juego y manejar los ritmos, el equipo retrocedió inconscientemente y le entregó el balón y la iniciativa a un Millonarios que, hasta ese momento, parecía golpeado.

América no perdió por inferioridad, perdió por sus propias culpas. Dejó escapar una victoria vital por errores puntuales y una evidente fragilidad mental, prolongando así su pesadilla en Bogotá y demostrando que su mayor rival, en noches como esta, es él mismo.